¿Qué hacemos con el aceite de cocina usado?

En un porcentaje muy elevado de casos el aceite que empleamos en nuestras cocinas acaba vertiéndose por el vertedero de los fregaderos, alcanzando a través de las redes de saneamiento las estaciones depuradoras de aguas residuales, lo que provoca no pocos problemas. Debemos de ser conscientes de ello, y evitar que esos aceites usados alcancen las redes de saneamiento, y así no forzar el trabajo de las estaciones depuradoras, de tal manera que causen el menor impacto posibles a nuestros ríos, mares y océanos.

En Mar Sostenible creemos que es esencial que las plantas de tratamiento de aguas residuales urbanas funcionen correctamente, ya que es la manera de proteger los ríos, lagos y mares, pero para ello es esencial que no se sobrecarguen con un exceso de contaminación dichas plantas de  tratamiento.

El aceite de la cocina genera muy diversos problemas

Se estima que prácticamente dos tercios del aceite que empleamos en la cocina alcanza las redes de saneamiento, generando además de problemas en las plantas de tratamiento, una serie de problemas como son malos olores en viviendas, obstrucciones y atascos en las redes de saneamiento, servir de alimento para roedores, incrementando así su reproducción, multiplicación de gérmenes patógenos…,  y si estos aceites usados alcanzan los ríos y mares, bien porque no existe planta de tratamiento o bien porque no funciona correctamente, estos aceites ocasionan contaminación, ya que el aceite impide el correcto intercambio de oxígeno, destruyendo la vida en los ríos y mares.

Producimos cantidades enormes de aceites de cocina usados

Además la cantidad de aceite que se estima que generamos es enorme, ya que en nuestro país supone del orden de cuatro litros por habitante y año. Así nos podemos hacer una idea de la gran cantidad de aceite usado que generamos en nuestro país.

Aceite empleado en cocina
Aceite empleado en cocina

Tenemos que actuar de forma responsable

Así pues no iteremos el aceite usado por los vertederos de nuestras cocinas. Podemos recoger el aceite usado y llevarlo a los contenedores que en muchos de nuestros pueblos y ciudades se han puesto para la recogida de dichos aceites. Si no tenemos a disposición estos contenedores en la vía pública, podemos recogerlo, almacenarlo en nuestras viviendas durante un cierto tiempo y llevarlo a un punto limpio. Cualquiera de estas acciones suponen un esfuerzo, pero que desde luego merece la pena para evitar los problemas indicados anteriormente y proteger nuestros ríos, mares y océanos, que son fuente de vida.

Joaquín Alvarez Portela